Desde LA CANOA queremos redefinir el concepto de fracaso. ¿Qué es el fracaso? ¿Qué significa para nosotros mismos y nuestros emprendimientos? En esta nota y junto al Dr. Juan I. Raskovsky, nos proponemos contestar estas preguntas y encontrar la manera para sobreponernos a los obstáculos que se nos presentan en el camino de emprender.

Buscando el origen de la palabra emprender, me encontré con un dato más que interesante. La palabra emprender proviene del término aprender, con lo cual llegué a la conclusión de que emprender no es otra cosa más que simplemente aprender algo, pero en el mundo de los proyectos. Aquello que tenemos que aprender, obviamente depende de cada persona. Podemos decir entonces, que emprender es simplemente una parte del aprendizaje.Emprender=Aprender.

¿Cómo sería el emprendedurismo desde esta óptica? ¿Cómo veríamos a nuestro emprendimiento si entendemos que éste es simplemente una herramienta para aprender algo? ¿Cómo serían los éxitos y los fracasos desde esta nueva visión? ¿Los fracasos serían realmente fracasos? ¿O estos serían simplemente una posibilidad para aprender algo? Los fracasos no son más que una parte necesaria del éxito. Desde este punto de vista, en esencia no existen diferencias entre el fracaso y el éxito, ya que ambos tienen un solo propósito: que aprendamos algo de ellos. Una vez que entendimos la enseñanza que se encuentra detrás de cada éxito o fracaso, recién ahí estamos listos para un nuevo aprendizaje.

 

Entonces, ¿por qué le tenemos pánico a fracasar?

La cuestión radica en la carga emocional que le adjudicamos al fracaso. Es aquí donde aparece el dolor, la frustración, el miedo, la humillación, la vergüenza, etc. Estas emociones no son propias del fracaso o la derrota, somos nosotros los que le asignamos una emoción a ese hecho. Prueba de esto es que un mismo hecho o situación puede generar emociones radicalmente opuestas dependiendo de la persona que los mire. Un mismo resultado puede ser un éxito para unos y una derrota para otros. Como ejemplo reciente tenemos la final del torneo Mundial de fútbol de la FIFA, en el cual para nosotros los argentinos, si bien objetivamente fue una derrota, el pueblo lo vivió como un éxito, donde se festejó con euforia por el resultado conseguido. Obviamente que todos queríamos ganar la copa del mundo, pero entendimos que el segundo puesto era ya una victoria en sí misma y que nos servía de plataforma para aprender y seguir luchando para obtener nuevamente la Copa Mundial.

Ahora bien, ¿qué hace que una persona vea éxito donde para otra hay un fracaso?

La respuesta se encuentra en cuál es la creencia respecto a lo que significa fracasar para cada uno de ellos. Las creencias son aquellas ideas o pensamientos que tenemos respecto a la realidad en la que vivimos. Ideas o pensamientos que tomamos como verdades. Todas las experiencias que vivimos son filtradas por nuestras creencias. Estas son el lente o el anteojo a través del cual vemos la realidad, pero atención, ellos no son ni los ojos ni la realidad, son simplemente un filtro. Estas creencias nacen, crecen y se desarrollan durante toda la vida. La pregunta es ¿cuál es nuestra creencia respecto al fracaso? ¿Qué pasa si fracasamos? ¿A quién le queremos demostrar que somos exitosos? ¿A quién le rendimos cuentas en nuestra conciencia? Las respuestas a estos interrogantes son esenciales para entender qué nos pasa cuando fracasamos y cómo sobreponernos a esto.

La creencia respecto al fracaso, se fue forjando por cada pequeña caída, por cada cosa que no nos salió como pensábamos, todas las veces que no pudimos alcanzar las expectativas que teníamos, por la idea del fracaso o del éxito que nos hemos armado al ver a nuestros padres triunfar o fracasar, etc. Otro gran factor determinante de nuestra creencia respecto al fracaso es el sistema educativo, que básicamente funciona castigando el error. Como sostiene Ken Robinson en sus charlas TED, este castigo permanente al error atenta de forma directa contra la creatividad.

Desde el instante en que aparece una emoción negativa frente al fracaso, perdimos la oportunidad de un gran aprendizaje para nuestras vidas. Perdimos de vista el propósito que nos movía a emprender, perdimos el enfoque.

Basta con recorrer la vida de emprendedores exitosos como Thomas Edison, Nikola Tesla, Steve Jobs, Mark Zuckerberg, Kevin Systrom, Drew Houston, Albert Einstein, Daniel Ek, etc. para entender lo que estamos hablando. Todos y cada uno de ellos tuvieron que enfrentarse a grandes fracasos. La gran diferencia entre ellos y los que no llegan a su propósito es, en primer lugar, la conciencia de propósito y luego cómo manejaron sus miedos.

 Entonces, ¿cómo hacemos para sobreponernos a un “fracaso”?

Algunos consejos:

  1. Ponerle comillas al fracaso. Lo que para unos es un fracaso, para otros es un éxito. Tomemos la decisión respecto al sentido que queremos darle a los fracasos.
  2. Aprender. Este supuesto fracaso es simplemente para aprender algo. Es esencial quitar las emociones negativas que aparecen y trabajar sobre aquello que tenemos que aprender de esta situación.
  3. No es personal. Que un proyecto o idea fracase no quiere decir que seamos unos fracasados. Sólo es una idea o proyecto que no salió bien.
  4. Observemos a los líderes. Todos ellos estuvieron rodeados de fracasos. No sirve copiarlos, pero si tomarlos de ejemplo.
  5. Conciencia de propósito. ¿Qué te mueve a emprender? ¿Cuál es tu propósito? Cuanto más trascendente sea el propósito, menos nos afectarán los fracasos. Nuestro propósito es mucho más grande e importante que nuestro sentimiento respecto al fracaso. Nuestro propósito debe estar siempre por encima de nosotros mismos.
  6. Redefinir el fracaso. Pensar y re pensar qué significa fracasar en nuestras vidas. Es esencial identificar cuándo, dónde y por qué generamos esa creencia respecto al fracaso en nuestras vidas.
  7. Agradecer. Éste es el más importante de todos. Agradecer con todo nuestro corazón, que tuvimos la posibilidad de emprender y aprender. ¿Sabes cuántos quisieran estar en ese lugar? El hecho de agradecer automáticamente quita la emoción negativa del medio. Hay que agradecer hasta los fracasos, ya que ellos son la plataforma para un aprendizaje aún más grande.

Es momento de redefinir el fracaso. Tenemos que romper nuestras creencias que ven al fracaso como algo negativo.

Estamos en la vida para aprender y el fracaso no es más que parte de ese aprendizaje.

 

Sobre el Dr. Juan Raskovsky

  • Emprendedor y Abogado asociado en Raskovsky & Asociados – Abogados, estudio dedicado hace 30 años al asesoramiento integral de empresas y Start-ups con base en Buenos Aires, Argentina.
  • Especialista en asesoramiento a emprendedores & VC. Desarrollo de nuevos negocios. Especialista en Derecho Ambiental, graduado de la carrera de Especialización en Derecho Ambiental de la Universidad Católica Argentina.
  • Twitter: @juanraskovsky @RaskovskyAsoc
  • LinkedIn: www.linkedin.com/juan-raskovsky
  • www.raskovskyasociados.com.ar
  • Fuente: Revista La Canoa